viernes, 8 de julio de 2011

"Mucha gente se fortalecerá con esta crisis"

Entrevista efectuada en el diario El Periódico


-¿En qué momento un conflicto laboral se transforma en un malestar psíquico individual?
-En el momento en que el empleado no puede tener una vida personal al margen del trabajo, cuando no consigue desenchufar mentalmente del conflicto y está día y noche atrapado por esa idea. El trabajo le ocupa muchas más horas de las establecidas y, lógicamente, baja su rendimiento.

-Hay quien sale de esa situación sin buscar apoyo psicológico.
-Sí, mucha gente. Lo consiguen indagando cómo reciclarse: se apuntan a procesos de formación, cambian de oficio. Se preparan. Suelen ser personas con buena autoestima y alto nivel de autoseguridad. Son responsables, ambiciosos, gente que quiere hacer cosas importantes en la vida, llegar a ser algo, brillar en el futuro como profesionales. La mayoría tienen menos de 45 años.

-¿Los occidentales --los españoles-- estamos mal preparados para afrontar la adversidad?
-Sin duda. El señor que, por ejemplo, vive en Gaza está acostumbrado a toda clase de desgracias. Psicológicamente, se ha entrenado en la adversidad y si de pronto no tiene lavadora, pues lava a mano, sin más problema. Para nuestra familia eso sería tremendo. Venimos de una época de sobreprotección total.

-En Gaza irán poco al psicólogo.
-Evidentemente. No van al psicólogo, y te dirían que es una tontería hacerlo en las situaciones en las que aquí se solicita esa ayuda. Allí, los individuos piensan en cómo cubrir sus necesidades primarias, no analizan si lo que hacen les reconforta: intentan de forma desesperada conservar el trabajo, y lo demás es irrelevante.

-¿A medida que avance la crisis crecerá la resistencia al infortunio?
-Es posible. En España, en los años 70 y 80, cuando el desempleo era muy alto, los ciudadanos estaban acostumbrados a la dificultad y toleraban mejor que ahora las frustraciones. Soportaban mucha presión y escasez, pero tenían herramientas personales para salir. Desde que iniciamos el periodo de crecimiento, protección y bonanza, el individuo se ha ido relajando y debilitando.

-¿Cambiará la actitud con la que hasta ahora se buscaba trabajo?
-Creo que sí. Habrá más esfuerzo personal. Hace años, los españoles tenían obsesión por conseguir trabajos fijos, para toda la vida, un aspecto que a los jóvenes de hoy les ha importado muy poco. Eso empieza a cambiar. Lo veo ya en mis clases: gente que antes venía solo a sacarse el título, va entendiendo que a partir de ahora se le exigirán habilidades personales. El lado positivo de la historia es que ha despertado el interés por prepararse mejor. Mucha gente se fortalecerá con esta crisis.

-¿Detecta miedo al futuro?
-Bastante. Hay miedo al despido o a que la empresa, sin tener problemas, aproveche la ocasión para hacer limpieza. En las familias donde todos están ya en paro, el temor es a que se acabe el subsidio de desempleo, lo que ocurrirá a un elevado número de españoles a partir de mayo. En mi consulta, eso se traduce en más personas con crisis de pánico, ansiedad y, por supuesto, depresión.

-¿Se teme no poder ejercer una profesión o caer en la indigencia?
-El miedo fundamental, superior al hecho de perder el sueldo, es a no poder desarrollar su trabajo, en especial entre los jóvenes. Temen no lograr encauzar bien su carrera profesional, su futuro. Perder el trabajo no es solo no ganar dinero o la imposibilidad de pagar las deudas. Es, sobre todo, fracaso y frustración. Un tapón en la carrera profesional.

-¿En qué cargos hay más despido?
-En los que salen más caros, en primer lugar, y después se prescinde de empleados de forma masiva. Los mandos intermedios tal vez sean los que menos se tocan. Empieza a haber mucha presión en rangos de dirección y pueden acabar despedidos.

-¿Presión en la dirección?
-En estos momentos, las empresas necesitan directivos que sepan gestionar cambios y crisis. En general, quienes dirigen las compañías no saben cómo responder a la exigencia "sálveme usted, está a la cabeza de esto". La mayoría de directores no están preparados para resolver crisis. No se formaron para eso.

-¿Qué salida ofrece a quien sufre ansiedad por su situación laboral?
-Intento que entienda que no es una situación trágica, sino de bajada. Que es un trastorno, pero no un contagio de sida. Y que si comprende eso y controla su conducta, es posible que le desaparezcan los síntomas ansiosos o depresivos.

-¿Controlar el miedo?
-Hay que enfrentarse al miedo, no vivir con él. Aprender a vivir con la realidad del momento. Observarla, aceptarla, asumirla. Y cambiar de actitud. Dejar de decir: "No quiero que me pase esto". Es posible adaptarse a una época de menos bonanza. Yo encamino a la gente a que tenga un proyecto de vida, a que imagine cómo quiere verse a los 60 años.

miércoles, 6 de julio de 2011

Conciliar vida personal y vida laboral

Si lo que hace un trabajador es contrario a lo que manda su esencia, la desmotivación y la infelicidad están garantizadas

Hay que aplicar una política de recursos humanos que conduzca a una mejora de la eficiencia con una consecuente mejora en la salud psicosocial del personal de la empresa, expresó el doctor en psicología social Andrés Cascio, director del Máster en Recursos Humanos de la Universidad de Barcelona, España. El entrevistado visitó Montevideo a fines de junio invitado por la Universidad de la Empresa (UDE) para dirigir un seminario-taller sobre el estrés y otros trastornos que presentan directivos y empleados. A continuación un resumen de la entrevista con ECONOMIA & MERCADO.

-¿Cuál es el trastorno psicosocial más frecuente en las empresas?
-Sin duda es el de ansiedad generalizada, que es reconocido por los criterios diagnósticos en psiquiatría de acuerdo con el DCL4 TR, un libro que utiliza la inmensa mayoría de psiquiatras del mundo y con el CIE10, que contiene los criterios diagnósticos en psiquiatría que emanan de la Organización Mundial de la Salud. Ambos tratados explican, clasifican y ordenan al trastorno de ansiedad generalizada, que se caracteriza por irritabilidad y excitabilidad que provocan falta de sueño, afecciones psicosomáticas y un tono afectivo-moral bajo. No es una depresión en el sentido estricto, pero constituye un estado hipoanímico. Por lo general, quienes sufren este trastorno son personas nerviosas o muy afectadas por el manejo habitual de su trabajo.

-¿Existen trastornos psicosociales más agudos en las organizaciones empresariales?
-Probablemente el estrés es el trastorno más serio, sin dejar de lado la depresión. En España, el 2,5% de la población activa padece episodios depresivos mayores -que, en algunos casos, incluye el peligro de suicidio- lo que produce un número importante de bajas laborales. Los problemas depresivos tienen una relación intensa con el trastorno de ansiedad generalizada y de ahí se deriva, entre otros, el trastorno del "burn out" (llamado en castellano, persona quemada). Luego de los 45 años de edad aproximadamente, muchos individuos empiezan a ingresar en un estado de agotamiento emocional, despersonalización y baja autoestima como respuesta a situaciones de estrés.

Estrés

-¿Cuáles son los trabajadores más propensos al estrés?
-Los profesionales que hoy acumulan el más alto número de casos de estrés son los docentes, tanto de la escuela primaria como de la enseñanza media. En la segunda posición figuran los periodistas y les siguen los directivos empresariales de cualquier nivel, con la particularidad de que a mayor responsabilidad, mayor es la carga de estrés.

-¿Qué recomienda para reducir el estrés de los directivos de una empresa?
-Hay que tener un sistema de management que contemple permanentemente la gestión del cambio en la empresa, que es constante. Es normal que cambien los integrantes del equipo de dirección o que se trasladen directivos de un departamento a otro. Pero, cuando llega un nuevo gerente de afuera de la compañía, que viene con otra mentalidad y con su propio "librillo", generalmente produce una transformación de la cultura empresarial. Esos cambios afectan a la evolución psicosocial de los directivos en la empresa. Cuando está mal gestionado un cambio profundo o una serie de concatenaciones de cambio dentro de las organizaciones, los individuos que trabajan en la empresa tienen distintas sensaciones de pérdida y, por tanto, se acrecientan los niveles de estrés.

-¿Cuáles son las medidas antiestrés más adecuadas en las empresas?
-Hay que comprender que el estrés está relacionado con el miedo, con las fobias. En las empresas, se deben reducir los niveles de miedo mejorando la relación con el personal a través de planes eficientes de comunicación interna, de gestión del desempeño profesional y de la motivación. En otras palabras, hay que aplicar una política de recursos humanos que conduzca a una mejora de la eficiencia con una consecuente mejora en la salud psicosocial del personal de la empresa.
Por otra parte, es necesario que tanto directivos como empleados consigan establecer una armonía y una compatibilización entre su vida familiar y su vida laboral. Si nos ponemos a pensar que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo despierto en el trabajo, resulta que vivimos más horas con nuestros compañeros de labor que con nuestras familias. Por lo tanto, es muy importante el hecho de conciliar ambos aspectos de nuestra vida porque necesitamos tener un soporte fuera del ámbito laboral que permita desconectarnos de la presión continua que ejerce el trabajo.

-¿Es posible detectar que un integrante de la empresa se sienta "quemado" (burn out)?
-Hay una serie de manifestaciones sintomatológicas muy claras. En esos casos, aumenta significativamente el déficit atencional, con lo cual ascienden los riesgos laborales, se incrementa la ansiedad así como la irritabilidad, hay fatiga psicológica y tensión constante y también aparecen algunos focos de "tristeza vital", tal como lo describen algunas escuelas alemanas. La persona se siente afuera del círculo en el que está actuando a pesar de estar adentro. Se observa con relativa facilidad que ese individuo no tiene sintonía con el trabajo, que está desgastado, que no le interesa absolutamente nada. Por lo general, llega a una edad en que el individuo está cansado de las peripecias que ha pasado a lo largo de su vida laboral, siente el peso de los años. Este estado suele coincidir con el síndrome del "nido vacío", es decir cuando los hijos se independizan, y con la pérdida de sus mayores, viéndose la persona en primera línea para esperar la muerte.

Motivación

-¿Cómo se logra una mejora en el desempeño del personal?
-La mayor parte de la gente procura ingresar al mundo laboral entre los 20 y los 30 años de edad y trabaja cuando surge una oportunidad de empleo con una remuneración aceptable para sus aspiraciones. Sin embargo, hay una enorme cantidad de personas que acepta trabajar en algo que no sabe exactamente en qué consiste o que, directamente, no le gusta. Por lo tanto, es esencial que la empresa realice buenos procesos de selección de personal para que los empleados cumplan sus funciones con un nivel más que satisfactorio. Además, no todas las personas encajan en cualquier empresa. Cada uno tiene un perfil más adecuado para determinadas áreas laborales.
El otro elemento fundamental es que las personas se sientan identificadas con sus tareas. El escritor Eduardo Galeano ha escrito una frase extraordinaria: "un hombre es lo que hace" porque así lo va a identificar la sociedad. Por consiguiente, si lo que hace es contrario a lo que manda su esencia, la desmotivación y la infelicidad están garantizadas.

-¿Se puede conseguir una mayor motivación de los empleados dentro de una empresa?
-Es necesario que las empresas realicen una formación continua y permanente a lo largo de toda la vida laboral de sus empleados. Y no se trata de que el personal vaya a asistir a cursillos. Debe funcionar un programa que vaya formando aptitudinal y actitudinalmente a cada empleado, todo lo cual debe estar enmarcado en un componente ético porque las personas necesitan respeto, consideración y sentirse útiles en sus tareas. En ese contexto, se disminuirían de manera significativa los estados de ansiedad y de estrés, se mejoraría la motivación y habría una mayor aproximación a eso que llaman "felicidad".

Indignados porque sus expectativas están frustradas

- En España ha surgido un movimiento de jóvenes desempleados que se autodenominan "los indignados" y que ha tenido una adhesión masiva. ¿Cómo interpreta este fenómeno social?
-Hay una relación directa entre el trabajo y la indignación de estos jóvenes. Los integrantes del grupo de "indignados", cuyas edades van desde los veinte a los treinta y tantos años, tenían ilusiones de hacer algo en la vida, pero se encuentran con que sus expectativas están frustradas. Se les habló de la democracia, pero lo que ven es un juego doble partidista que no los representa porque, entre otras cosas, se manejan valores culturales de hace décadas que no son los mismos de los de "su década".

El sistema es culpable porque durante años insistió en que tenían que cursar estudios terciarios porque ese era el futuro. Sin embargo, ahora no encuentran empleo y se les dice que tienen que hacer formación profesional no universitaria ya que así pueden conseguir trabajo. Pero eso también es mentira porque allí tampoco hay posibilidades de trabajar. Eso los frustra porque el plan de vida de un adulto joven es, por lo general, tener un trabajo que le permita acceder a una vivienda y formar una familia. Al no conseguir un empleo, el individuo va indignándose poco a poco y termina rebelándose contra un sistema que le había dicho "tú puedes" y ahora le dice "no te doy". Esa indignación no solo se da en España, sino que se está extendiendo por Europa porque casi todos los jóvenes sienten lo mismo. Hoy se está administrando una serie de valores con parámetros de los años sesenta y setenta cuando los afectados son los de la generación 2.0.