viernes, 8 de julio de 2011

"Mucha gente se fortalecerá con esta crisis"

Entrevista efectuada en el diario El Periódico


-¿En qué momento un conflicto laboral se transforma en un malestar psíquico individual?
-En el momento en que el empleado no puede tener una vida personal al margen del trabajo, cuando no consigue desenchufar mentalmente del conflicto y está día y noche atrapado por esa idea. El trabajo le ocupa muchas más horas de las establecidas y, lógicamente, baja su rendimiento.

-Hay quien sale de esa situación sin buscar apoyo psicológico.
-Sí, mucha gente. Lo consiguen indagando cómo reciclarse: se apuntan a procesos de formación, cambian de oficio. Se preparan. Suelen ser personas con buena autoestima y alto nivel de autoseguridad. Son responsables, ambiciosos, gente que quiere hacer cosas importantes en la vida, llegar a ser algo, brillar en el futuro como profesionales. La mayoría tienen menos de 45 años.

-¿Los occidentales --los españoles-- estamos mal preparados para afrontar la adversidad?
-Sin duda. El señor que, por ejemplo, vive en Gaza está acostumbrado a toda clase de desgracias. Psicológicamente, se ha entrenado en la adversidad y si de pronto no tiene lavadora, pues lava a mano, sin más problema. Para nuestra familia eso sería tremendo. Venimos de una época de sobreprotección total.

-En Gaza irán poco al psicólogo.
-Evidentemente. No van al psicólogo, y te dirían que es una tontería hacerlo en las situaciones en las que aquí se solicita esa ayuda. Allí, los individuos piensan en cómo cubrir sus necesidades primarias, no analizan si lo que hacen les reconforta: intentan de forma desesperada conservar el trabajo, y lo demás es irrelevante.

-¿A medida que avance la crisis crecerá la resistencia al infortunio?
-Es posible. En España, en los años 70 y 80, cuando el desempleo era muy alto, los ciudadanos estaban acostumbrados a la dificultad y toleraban mejor que ahora las frustraciones. Soportaban mucha presión y escasez, pero tenían herramientas personales para salir. Desde que iniciamos el periodo de crecimiento, protección y bonanza, el individuo se ha ido relajando y debilitando.

-¿Cambiará la actitud con la que hasta ahora se buscaba trabajo?
-Creo que sí. Habrá más esfuerzo personal. Hace años, los españoles tenían obsesión por conseguir trabajos fijos, para toda la vida, un aspecto que a los jóvenes de hoy les ha importado muy poco. Eso empieza a cambiar. Lo veo ya en mis clases: gente que antes venía solo a sacarse el título, va entendiendo que a partir de ahora se le exigirán habilidades personales. El lado positivo de la historia es que ha despertado el interés por prepararse mejor. Mucha gente se fortalecerá con esta crisis.

-¿Detecta miedo al futuro?
-Bastante. Hay miedo al despido o a que la empresa, sin tener problemas, aproveche la ocasión para hacer limpieza. En las familias donde todos están ya en paro, el temor es a que se acabe el subsidio de desempleo, lo que ocurrirá a un elevado número de españoles a partir de mayo. En mi consulta, eso se traduce en más personas con crisis de pánico, ansiedad y, por supuesto, depresión.

-¿Se teme no poder ejercer una profesión o caer en la indigencia?
-El miedo fundamental, superior al hecho de perder el sueldo, es a no poder desarrollar su trabajo, en especial entre los jóvenes. Temen no lograr encauzar bien su carrera profesional, su futuro. Perder el trabajo no es solo no ganar dinero o la imposibilidad de pagar las deudas. Es, sobre todo, fracaso y frustración. Un tapón en la carrera profesional.

-¿En qué cargos hay más despido?
-En los que salen más caros, en primer lugar, y después se prescinde de empleados de forma masiva. Los mandos intermedios tal vez sean los que menos se tocan. Empieza a haber mucha presión en rangos de dirección y pueden acabar despedidos.

-¿Presión en la dirección?
-En estos momentos, las empresas necesitan directivos que sepan gestionar cambios y crisis. En general, quienes dirigen las compañías no saben cómo responder a la exigencia "sálveme usted, está a la cabeza de esto". La mayoría de directores no están preparados para resolver crisis. No se formaron para eso.

-¿Qué salida ofrece a quien sufre ansiedad por su situación laboral?
-Intento que entienda que no es una situación trágica, sino de bajada. Que es un trastorno, pero no un contagio de sida. Y que si comprende eso y controla su conducta, es posible que le desaparezcan los síntomas ansiosos o depresivos.

-¿Controlar el miedo?
-Hay que enfrentarse al miedo, no vivir con él. Aprender a vivir con la realidad del momento. Observarla, aceptarla, asumirla. Y cambiar de actitud. Dejar de decir: "No quiero que me pase esto". Es posible adaptarse a una época de menos bonanza. Yo encamino a la gente a que tenga un proyecto de vida, a que imagine cómo quiere verse a los 60 años.

miércoles, 6 de julio de 2011

Conciliar vida personal y vida laboral

Si lo que hace un trabajador es contrario a lo que manda su esencia, la desmotivación y la infelicidad están garantizadas

Hay que aplicar una política de recursos humanos que conduzca a una mejora de la eficiencia con una consecuente mejora en la salud psicosocial del personal de la empresa, expresó el doctor en psicología social Andrés Cascio, director del Máster en Recursos Humanos de la Universidad de Barcelona, España. El entrevistado visitó Montevideo a fines de junio invitado por la Universidad de la Empresa (UDE) para dirigir un seminario-taller sobre el estrés y otros trastornos que presentan directivos y empleados. A continuación un resumen de la entrevista con ECONOMIA & MERCADO.

-¿Cuál es el trastorno psicosocial más frecuente en las empresas?
-Sin duda es el de ansiedad generalizada, que es reconocido por los criterios diagnósticos en psiquiatría de acuerdo con el DCL4 TR, un libro que utiliza la inmensa mayoría de psiquiatras del mundo y con el CIE10, que contiene los criterios diagnósticos en psiquiatría que emanan de la Organización Mundial de la Salud. Ambos tratados explican, clasifican y ordenan al trastorno de ansiedad generalizada, que se caracteriza por irritabilidad y excitabilidad que provocan falta de sueño, afecciones psicosomáticas y un tono afectivo-moral bajo. No es una depresión en el sentido estricto, pero constituye un estado hipoanímico. Por lo general, quienes sufren este trastorno son personas nerviosas o muy afectadas por el manejo habitual de su trabajo.

-¿Existen trastornos psicosociales más agudos en las organizaciones empresariales?
-Probablemente el estrés es el trastorno más serio, sin dejar de lado la depresión. En España, el 2,5% de la población activa padece episodios depresivos mayores -que, en algunos casos, incluye el peligro de suicidio- lo que produce un número importante de bajas laborales. Los problemas depresivos tienen una relación intensa con el trastorno de ansiedad generalizada y de ahí se deriva, entre otros, el trastorno del "burn out" (llamado en castellano, persona quemada). Luego de los 45 años de edad aproximadamente, muchos individuos empiezan a ingresar en un estado de agotamiento emocional, despersonalización y baja autoestima como respuesta a situaciones de estrés.

Estrés

-¿Cuáles son los trabajadores más propensos al estrés?
-Los profesionales que hoy acumulan el más alto número de casos de estrés son los docentes, tanto de la escuela primaria como de la enseñanza media. En la segunda posición figuran los periodistas y les siguen los directivos empresariales de cualquier nivel, con la particularidad de que a mayor responsabilidad, mayor es la carga de estrés.

-¿Qué recomienda para reducir el estrés de los directivos de una empresa?
-Hay que tener un sistema de management que contemple permanentemente la gestión del cambio en la empresa, que es constante. Es normal que cambien los integrantes del equipo de dirección o que se trasladen directivos de un departamento a otro. Pero, cuando llega un nuevo gerente de afuera de la compañía, que viene con otra mentalidad y con su propio "librillo", generalmente produce una transformación de la cultura empresarial. Esos cambios afectan a la evolución psicosocial de los directivos en la empresa. Cuando está mal gestionado un cambio profundo o una serie de concatenaciones de cambio dentro de las organizaciones, los individuos que trabajan en la empresa tienen distintas sensaciones de pérdida y, por tanto, se acrecientan los niveles de estrés.

-¿Cuáles son las medidas antiestrés más adecuadas en las empresas?
-Hay que comprender que el estrés está relacionado con el miedo, con las fobias. En las empresas, se deben reducir los niveles de miedo mejorando la relación con el personal a través de planes eficientes de comunicación interna, de gestión del desempeño profesional y de la motivación. En otras palabras, hay que aplicar una política de recursos humanos que conduzca a una mejora de la eficiencia con una consecuente mejora en la salud psicosocial del personal de la empresa.
Por otra parte, es necesario que tanto directivos como empleados consigan establecer una armonía y una compatibilización entre su vida familiar y su vida laboral. Si nos ponemos a pensar que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo despierto en el trabajo, resulta que vivimos más horas con nuestros compañeros de labor que con nuestras familias. Por lo tanto, es muy importante el hecho de conciliar ambos aspectos de nuestra vida porque necesitamos tener un soporte fuera del ámbito laboral que permita desconectarnos de la presión continua que ejerce el trabajo.

-¿Es posible detectar que un integrante de la empresa se sienta "quemado" (burn out)?
-Hay una serie de manifestaciones sintomatológicas muy claras. En esos casos, aumenta significativamente el déficit atencional, con lo cual ascienden los riesgos laborales, se incrementa la ansiedad así como la irritabilidad, hay fatiga psicológica y tensión constante y también aparecen algunos focos de "tristeza vital", tal como lo describen algunas escuelas alemanas. La persona se siente afuera del círculo en el que está actuando a pesar de estar adentro. Se observa con relativa facilidad que ese individuo no tiene sintonía con el trabajo, que está desgastado, que no le interesa absolutamente nada. Por lo general, llega a una edad en que el individuo está cansado de las peripecias que ha pasado a lo largo de su vida laboral, siente el peso de los años. Este estado suele coincidir con el síndrome del "nido vacío", es decir cuando los hijos se independizan, y con la pérdida de sus mayores, viéndose la persona en primera línea para esperar la muerte.

Motivación

-¿Cómo se logra una mejora en el desempeño del personal?
-La mayor parte de la gente procura ingresar al mundo laboral entre los 20 y los 30 años de edad y trabaja cuando surge una oportunidad de empleo con una remuneración aceptable para sus aspiraciones. Sin embargo, hay una enorme cantidad de personas que acepta trabajar en algo que no sabe exactamente en qué consiste o que, directamente, no le gusta. Por lo tanto, es esencial que la empresa realice buenos procesos de selección de personal para que los empleados cumplan sus funciones con un nivel más que satisfactorio. Además, no todas las personas encajan en cualquier empresa. Cada uno tiene un perfil más adecuado para determinadas áreas laborales.
El otro elemento fundamental es que las personas se sientan identificadas con sus tareas. El escritor Eduardo Galeano ha escrito una frase extraordinaria: "un hombre es lo que hace" porque así lo va a identificar la sociedad. Por consiguiente, si lo que hace es contrario a lo que manda su esencia, la desmotivación y la infelicidad están garantizadas.

-¿Se puede conseguir una mayor motivación de los empleados dentro de una empresa?
-Es necesario que las empresas realicen una formación continua y permanente a lo largo de toda la vida laboral de sus empleados. Y no se trata de que el personal vaya a asistir a cursillos. Debe funcionar un programa que vaya formando aptitudinal y actitudinalmente a cada empleado, todo lo cual debe estar enmarcado en un componente ético porque las personas necesitan respeto, consideración y sentirse útiles en sus tareas. En ese contexto, se disminuirían de manera significativa los estados de ansiedad y de estrés, se mejoraría la motivación y habría una mayor aproximación a eso que llaman "felicidad".

Indignados porque sus expectativas están frustradas

- En España ha surgido un movimiento de jóvenes desempleados que se autodenominan "los indignados" y que ha tenido una adhesión masiva. ¿Cómo interpreta este fenómeno social?
-Hay una relación directa entre el trabajo y la indignación de estos jóvenes. Los integrantes del grupo de "indignados", cuyas edades van desde los veinte a los treinta y tantos años, tenían ilusiones de hacer algo en la vida, pero se encuentran con que sus expectativas están frustradas. Se les habló de la democracia, pero lo que ven es un juego doble partidista que no los representa porque, entre otras cosas, se manejan valores culturales de hace décadas que no son los mismos de los de "su década".

El sistema es culpable porque durante años insistió en que tenían que cursar estudios terciarios porque ese era el futuro. Sin embargo, ahora no encuentran empleo y se les dice que tienen que hacer formación profesional no universitaria ya que así pueden conseguir trabajo. Pero eso también es mentira porque allí tampoco hay posibilidades de trabajar. Eso los frustra porque el plan de vida de un adulto joven es, por lo general, tener un trabajo que le permita acceder a una vivienda y formar una familia. Al no conseguir un empleo, el individuo va indignándose poco a poco y termina rebelándose contra un sistema que le había dicho "tú puedes" y ahora le dice "no te doy". Esa indignación no solo se da en España, sino que se está extendiendo por Europa porque casi todos los jóvenes sienten lo mismo. Hoy se está administrando una serie de valores con parámetros de los años sesenta y setenta cuando los afectados son los de la generación 2.0.

miércoles, 24 de junio de 2009

El Miedo

El Miedo
Articulo redactado por Andrés Cascio - mayo 2009

“ No es el hambre, el amor, la ira ni el miedo, la fuente de nuestros males, sino nuestra propia naturaleza. Ella es la que engendra el hambre, el amor, la ira y el miedo” El origen de mal, León Tolstoi

El miedo es una reacción emocional que responde a una percepción de peligro, muchas veces irreal, pero que de algún modo es cierta, es algo biológico, esencial y subyacente[1] presente o futuro. Forma parte de todos aquellos episodios que nos atormentan, los trastornos de angustia, el estrés, los síndromes de ansiedad-depresión, el miedo es una defensa activa que se dispara para protegernos.

Cuándo aparece el miedo, se convierte en angustia de la nada[2] y nace de una manera equivocada de percibir el entorno que nos rodea, como amenazador o de percibirnos a nosotros mismos con cierta incapacidad para afrontar el reto, una inseguridad propia y distante de la valentía, que resulta paralizante e impide ser uno mismo.

Pero en realidad, el miedo está en nuestra estructura psíquica y se asienta físicamente en el hipocampo del SNC (sistema nervioso central), sin embargo, como manifiesta el Dr. Roberto Bonomi:“Todo el mundo posee dentro de sí mismo, la fuerza para combatir sus miedos”

Cuándo comienza a aparecer el miedo en la humanidad

A lo largo de la historia de la humanidad, podemos comprobar como el miedo se ha ido apoderado del ser humano y en ocasiones lo ha dominado. Imaginemos al hombre primitivo enfrentado y asombrado por los fenómenos naturales que presenciaba: la descarga de un rayo, la virulencia de alguna tormenta, la erupción de un volcán, la furia de las olas, pero sobre todo la fiereza de los animales a los que se tenía que enfrentar, eran su presa, pero no olvidemos que el también era para la fiera, su comida.
Frente a ese escenario, lo primero en aparecer es el instinto de supervivencia y de conservación, pero consecuentemente también apareció el miedo, pero su instinto de vida fue más poderoso, así a pesar de ese temor innato se fue sumergiendo en la lucha por la vida.

En el transcurrir de la historia, el hombre se agrupó en tribus y desde ese momento apareció la cuestión social y con ella el poder.

El poder ejercido de una tribu contra otra y el poder dentro de la propia tribu, un factor éste, que ejercía la influencia de uno sobre los otros, pero también el dominio y por que no, las injusticias de la parcialidad, gran parte de este gobierno se basaba en el temor que se generaba sobre los sometidos o dominados.

Esta situación no ha cambiado hasta nuestros días, sigue existiendo el dominio por el terror, en la sociedad, en los gobiernos, en el trabajo, en algunas familias.

La evolución histórica marcó distintos derroteros, pero siempre existió la opresión y el miedo. Antes de continuar esta evolución, nos surge una pregunta, ¿pero por qué el miedo se apodera tan fácilmente del ser humano? Y la respuesta hay que encontrarla en la etiogénsis bioquímica y en la propia conformación psíquica de las personas.

El origen químico y biológico del miedo

El mismo circuito básico del miedo y por consiguiente las respuestas innatas generadas por él se han encontrado en los primates,[3] lo que nos conduce a comprobar el origen biológico el miedo, asentado en la amígdala (estructura en forma de almendra), ubicada al lado del hipotálamo, en el cerebro.
Se ha podido comprobar como algunos receptores del cortex central (zona del cerebro en la que radican las funciones intelectuales superiores), se activan cuándo el individuo se enfrenta a un trauma, a un proceso frustrativo o a una alteración que activa el circuito del miedo, estos receptores conocidos como NMDA, poseen una subunidad con una molécula proteínica, la NR2B, que es la que está asociada a la memoria del miedo, según recientes estudios concluyentes realizados por el profesor de fisiología Min Zhou de la Universidad de Toronto y Bong Kium Kaag, de la Universidad de Seúl en Corea del Sur.

El origen químico y biológico del miedo, pone de manifiesto como éste constituye un componente básico de las funciones intelectuales superiores y cómo incorporado a la estructura psíquica, evoluciona como componente ideológico, convirtiéndose en materia psicológica, que es tan densa e indestructible como la materia física y como ella puede transformarse, pero siempre permanece.

Así el miedo, forma parte del substrato psicológico o si lo prefieren de la estructura no consciente del ser humano y se activa mediante unos receptores, cuándo éste percibe algún peligro, real o imaginario.

A lo largo de la historia, tal y como hacíamos referencia anteriormente, el hombre ha sido sometido a situaciones límites o ha convivido con epocas de máxima convulsión social o política y también con desastres, epidemias, catástrofes de toda índole, desencadenadas por la naturaleza o por el propio ser humano.

Piénsese en el sometiendo del hombre a los caprichos de un gobernante, obligado a la construcción de colosales monumentos funerarios, en las culturas
precolombinas o en el antiguo Egipto,[4] las grandes gestas militares,[5]

Las grandes epidemias o pandemias, como la peste negra en el siglo XIV
o a finales del siglo XX el sida, las grandes hambrunas, el tráfico de esclavos, la segregación y el racismo o aquellos desastres o catástrofes, que han dejado huella histórica como dejan testimonio algunos tristes ejemplos cercanos.

A principios de siglo pasado, simplemente por seleccionar uno, el 28 de diciembre de 1908 se produjo un terrible terremoto en las regiones de Sicilia y de Calabria en el sur de Italia, que fueron acompañados de un maremoto que arrasó completamente la ciudad de Messina, en Sicilia. La ciudad quedó totalmente destruida y tuvo que ser levantada de nuevo en el mismo lugar. Se calcula que murieron cerca de 70.000 personas en la catástrofe. La ciudad contaba entonces con unos 150.000 habitantes, de los que además emigraron a raiz del acontecimiento e impulsados por el hambre, alrededor de 20.000.

Deberíamos recordar la serie más devastadora de maremotos ocurrida el 26 de diciembre de 2004 en el Océano Índico, con un número de víctimas directamente atribuidas a la tempestad marina superior a las 250 mil personas.

El tsunami que golpeó las costas del sudeste asiático en 2004, según las estadísticas del Centro de Investigación sobre la Epidemiología de las Catástrofes de Lovaina (Bélgica). Las zonas más afectadas fueron Indonesia y Tailandia, aunque los efectos devastadores alcanzaron zonas situadas a miles de kilómetros: Bangladesh, India, Sri Lanka, las Maldivas e incluso Somalia, en el este de África.

En cualquier caso, estos son sólo ejemplos, de una incontable cantidad de acontecimientos, desastres, catástrofes, crisis, que originan u originaron temor colectivo generando una alarma social.

Pero si estamos analizando las consecuencias de la crisis 2008, analicemos también otras situaciones acaecidas en el 2008.

Un total de 235.816 personas murieron en 2008 a causa de las catástrofes naturales, la gran mayoría en Birmania a causa del ciclón Nargis, y en China durante el sismo que devastó a la provincia de Sichuan, según las estadísticas publicadas por la ONU.
Otras 319 catástrofes registradas en el 2008 dejaron en total menos de 10.000 muertos. Sólo dos de ellas causaron la pérdida de más de 1.000 vidas humanas: las inundaciones en India en julio-agosto (1.963 muertos) y una ola de frío invernal en Afganistán en enero (1.317 muertos).
Todos estos acontecimientos se producían simultáneamente al desencadenamiento de la actual crisis y sin duda provocaron pánico entre los que los sufrieron directamente y en alguna medida en aquellos que lo padecieron indirectamente, pero tal vez fue solo una noticia en los informativos para muchos ciudadanos de los países que no fueron afectados.

Sin embargo el aprendizaje del miedo, puede aportarnos un razonamiento reflexivo y contribuir a la prudencia racional, que nos induce al desarrollo de un pensamiento mas cauto y previsor.
Pero no son sólo los desastres y tragedias de la naturaleza las que nos sumerge en una desesperación colectiva.

Recordemos, el 11 de septiembre del 2001, cuándo se produjo el mayor atentando de la historia, perpetrado en Nueva York, que culminó con el derrumbamiento de las emblemáticas Torres Gemelas, de otros edificios cercanos, de parte del Pentágono y de Washington DC. En dicha ocasión aparte de los 19 secuestradores hubo unas 2.973 personas fallecidas confirmadas y unas 24 continúan desaparecidas como consecuencia de dichos atentados.

Recordemos también, la mayor masacre cometida en España hasta la fecha, el 11 de marzo del 2004, 10 explosiones casi simultáneas en cuatro trenes a la hora punta de la mañana en Madrid, donde fallecieron 191 personas, y 1.858 resultaron heridas, inundaron de miedo, incertidumbre, desconcierto y fatalidad a la población.

Todos estos hechos expanden el temor mucho mas allá de sus fronteras universalizando el miedo, en otras ocasiones el espectro es muy amplio pero no global, aunque en cualquier caso, el efecto suele extenderse como una epidemia de pánico.

Por otra parte y en una forma generalizada la frecuencia de desastres en España ha aumentado, especialmente en las últimas 4 décadas.

España tiene un perfil de desastre mixto, con predominio de los desastres tecnológicos, que son 4,5 veces más frecuentes que los naturales y el desastre natural más frecuente es la inundación y en cuánto al tecnológico es el accidente de tránsito.

El miedo generado por el terrorismo, auténtica lacra que intenta imponer una ideología, una creencia, un sistema de vida, a través del temor y el pánico, tratando de construir una paz en el futuro, seguramente la paz de los cementerios, ¿Qué impulsa a estos actores del terror a expandir el miedo? Tal vez sea por el miedo que ellos tienen a ser invadidos por los otros, los bárbaros, los extranjeros y perder así, el escaso valor humano que poseen. En cualquier caso impiden la libertad, coartan la igualdad y hacen prevalecer el complejo diferencial, como la verdad suprema.

El terrorismo, ha acostumbrado a muchos pueblos a vivir adaptados a la tragedia, el desastre y el dolor. Los terroristas lideran a través del miedo, lo ha hecho el IRA, en Irlanda del Norte, la ETA, en el País Vasco, en oriente medio los grupos palestinos e israelíes, el islamismo radical en el mundo entero.

Pero por que no considerar terrorismo al crimen organizado, en Rusia, Italia, USA, las grandes mafias Chinas, a los piratas somalíes, y muchísimos otros ¿no son acaso una forma de terrorismo?, ¿no basan sus estrategias en el terror?

Y sin embargo los pueblos que los padecen se hacen fuertes y se adaptan a una forma de vida, que pueda mitigar el miedo y seguir practicando la lucha por la vida, obedeciendo a los principios de subsistencia no solo biológica, si no también social. Una vida triste con una libertad coaccionada, pero una vida que hace frente a la principal arma que ostentan estos grupos, el terror.

No debemos olvidar tampoco, los terrorismos de estado puesto en marcha por execrables dictaduras, señores de la guerra o pseudos democracias amparadas en algún poder económico, que con un disfraz político, actúan en algunas épocas con total impunidad.

Toda guerra es sin duda un fenómeno psicológico y social, lleno de contradicciones ideológicas y de difícil comprensión intelectual, toda guerra genera simultáneamente otra guerra mental que construye conductas mórbidas, que tienden a generar emociones incontroladas, violencia, brutalidad y muerte.

El conflicto palestino israelí, que dura ya más de 60 años, con la impunidad internacional, ha generado una catástrofe psicológica de dimensiones jamás pensadas. Amón Oz en un discurso pronunciado en el 2001 expresaba que: “el conflicto entre israelíes y palestinos es un choque entre lo justo y lo justo, no entre lo justo y lo injusto”

De la guerra del golfo 1990 – 1991 y de la guerra de Irak en el 2003, también podría afirmarse lo mismo. La crisis psicológica y social con repercusiones dramáticas en su población, pero que incluso ha conseguido expandir por el mundo los tentáculos del miedo y ha ocasionado una sintomatología psicógena con repercusiones en la convivencia ciudadana, una cierta pandemia de alarma social.

En cualquier parte, puede suceder una situación que nos sumerja en el miedo, todos somos Afganistán, Irak, Etiopía, Sudán, Somalia, el Congo, Sri Lanka y mil sitios más de África, un continente sumergido históricamente en la crueldad, guerras, esclavitud y miseria y también en Asia, el Tibet, Tailandia y otros incontables escenarios, en América Latina, que ahora parece apaciblemente tranquilizada, ha padecido durante decenios, por no decir siglos, el sufrimiento por los gobiernos del miedo, solo por citar uno de los mas trágicos de la historia de la humanidad, el que conllevó a la anulación de toda una generación, la triste operación Cóndor, que alumbró las dictaduras del Cono Sur y sometió al continente al terror.

Pensemos por ejemplo en el temor endémico de las madres de los niños de Irak, donde 300 toneladas métricas de uranio empobrecido en la forma de proyectiles usados y polvo volátil fueron dejadas atrás por los aliados, presentan una incidencia más alta de lo considerado normal en cuanto a malformaciones congénitas y tumores malignos.

Similares informes han llegado de los hospitales de la provincia serbia de Kosovo y de Bosnia, mientras que otros estudios sobre hijos de los mencionados veteranos, muestran una anormalmente alta tasa de enfermedades congénitas.

La lista de acontecimientos que nos conducen o nos han conducido al miedo sería interminable, por eso constituye un factor cotidiano y normal entre los hombres y mujeres de cualquier parte del mundo y es entonces cuándo surge la pregunta, ¿una crisis económico financiera, aunque sea de la magnitud de la actual, puede conseguir paralizarnos?, o ¿podemos aprender de los lamentables acontecimientos a las que continuamente se ve sometida la humanidad y conseguir superar las circunstancias, reforzar nuestra conducta y darle una oportunidad de éxito a la lucha por la vida?.

La Religión y El Miedo

Pero ahora regresemos al hombre primitivo, cuándo éste observaba espantado la magnificencia de los fenómenos naturales, los desastres y catástrofes que se sucedían en su entorno y la propia tragedia de su vida, tubo que suponer que debía de haber algo superior, fuera de su dimensión que fuese el responsable de todo aquello y además ante tal magnitud, su poder debía de ser enorme.

El misterio de la vida, unido a la enormidad de los fenómenos y los hechos, tenía que tener una explicación y así el ser humano comenzó una búsqueda desesperada de la génesis del mundo, del por qué de la vida, del origen de cada suceso y de los acontecimientos extraordinarios, que observaba en su entorno y los cuales no alcanzaba a entender, fue así cuándo su imaginación y su pensamiento creativo, alumbró la idea de Dios y comenzó a construir una historia que justificase no sólo cada fenómeno físico, si no también que diese explicación a los misterios de la vida y la muerte, al amor y al odio, a todas las dualidades, a todos los misterios, que en su ignorancia como ser humano no acababa de comprender y así nacieron las religiones.

La necesidad de tener una explicación a todo aquello que le daba miedo, no ha cesado nunca a lo largo de la historia, la grandiosidad de todo lo ignorado, tenía que ser obra de algo o de alguien y así nació Dios y el hombre creo un ritual para venerarle y para pedirle que mitigara sus sufrimientos, que lo protegiera de la furia de la naturaleza, del azote que causaba la maldad generada por lo que hemos llamado la cuestión social, que le salvara de una vida de sacrificio sin sentido, en definitiva, un instrumento que lo protegiera del miedo, pero por otra parte, sin saber que el miedo estaba en su interior, dentro de sus funciones psíquicas superiores, aprendió a temer a Dios.

Para poder salir de su indefensión y de su impotencia, buscó una protección para todo aquello que temía y aprendió a tenerle miedo al miedo. En algunos casos siente orgullo de ese miedo y se llama así mismo “un hombre temeroso de Dios.”

Cuándo en el devenir evolutivo, el ser humano no encontraba como protegerse, las propias religiones le producían dudas y eso dio lugar a otras creencias rituales, alimentadas en la ignorancia, es decir en el no saber; la superstición, que en si misma no constituye otra cosa que un sinfín de miedos y de una especie de fórmulas mágicas para evitar el daño.

Pongamos algunos ejemplos:

Un gato negro que se cruza en tu camino, te acarreara mala suerte. En el antiguo Egipto se creía que el gato era la reencarnación de los dioses, pero la Iglesia Católica lo consideró como la reencarnación del diablo, se le identificaba con el diablo, con la oscuridad del mal.

Poner un sombrero sobre la cama es presagio de mala suerte, algo malo va a ocurrir, probablemente se debe a que el sombrero cubre la cabeza, donde se aloja la mente, si dejas la mente fuera y además encima de la cama, perderías la consciencia.

El hecho de derramar la sal, será objeto de mala suerte para quien lo haga
Tiene su origen en la antigüedad, algunos hablan del año 3.500 a.c. La sal era incorruptible, la interpretación simbólica manifiesta de amistad. Tirarla sería por tanto símbolo de ruptura.

Romper un espejo trae mala suerte y ocasiona siete años de maldición. El espejo representa simbólicamente un elemento mágico, que servía para la adivinación y refleja la imagen de quien se mira, por lo que si se rompe, romperá a los que allí se miran. Siete años, implica un número cabalístico de la perfección y los años, lo que se tardaría en la construcción del ser mismo.

Pasar debajo de una escalera acarrea mala suerte, ello se debe al triángulo que forma la escalera en si misma o ésta con una pared. Los triángulos constituyen un símbolo sagrado, las pirámides de Egipto, la trilogía de la Santísima Trinidad y, por consiguiente constituye un sacrilegio pasar por debajo.

Colocar el pan boca abajo en la mesa o dejarlo caer al suelo es presagio de mala suerte, ya que el pan es un alimento esencial. Por ello han sido varias las costumbres culturales que ha generado su forma de hacerlo, cortarlo, comerlo y ofrecérselo a los demás. Pero además constituye el cuerpo de Cristo, para los cristianos naturalmente. Ponerlo boca abajo es una ofensa al cuerpo de Cristo y ello ocasionaría desgracia.

Derramar el vino en la mesa es también un mal presagio. La causa de esta creencia es verter la sangre de Cristo o simplemente derramar sangre, la mayor desgracia, cuando el símbolo propio de la vida se pierde.

Dejar las tijeras abiertas son causa de muy mal augurio, presagia la muerte. En la antigua Grecia la mitología consideraba que la moira Atropos cortaba con las tijeras el hilo de la vida,

Martes y 13, tal vez la más conocida de las supersticiones. La maldición del número trece tiene su origen en la última cena de Jesucristo con los doce apóstoles, en la que fue delatado. Si, por consiguiente se sientan a comer trece personas en una misma mesa, una de ellas morirá antes de un año, la simbología lo interpreta como el sacrificio de Jesús, y aunque una persona sea cristina, no quiere correr el mismo destino.

En muchos países de América Latina, España y muchos otros, se teme al martes y trece; y en los países anglosajones al viernes y trece, porque en viernes fue crucificado Jesús.

Echar el mal de ojo. Tradicionalmente se ha afirmado la creencia que te generará mala suerte al reflejarse en el agua la pupila de un ojo y como en algunas creencias pre colombinas, de que cuándo te sacan una foto te arrebatan el alma, con el mal de ojo, podíamos quedar atrapados en el agua, por el reflejo de la pupila en ella, la maldad mediante un subterfugio se habría apropiado de nuestra alma.

Desde la antigüedad existía la creencia que alguien podía causarte daño con su mirada y también que si se imitaba, con sorna e ironía, a un cojo, a un jorobado o a un disminuido y el imitador podía adoptar la forma o la enfermedad del imitado, por castigo divino.

Como se puede observar, cualquiera de estas supersticiones infunden miedo, presagian el mal, pero todas ellas tienen un sortilegio para evadir la desgracia, claro está que también están las supersticiones que contrarrestan a las que causan mala suerte, por compensación.

Imaginemos cernirnos a la superstición que dice que tras siete años de vacas gordas, le suceden siete años de vacas flacas, o que tras siete años de bonanza, siete años de desgracia, eso daría lugar a interpretar, que las crisis durarían siete años, entre su desencadenamiento y el cambio de ciclo, luego vendría claro está los siete años de fortuna, pero entre la última crisis acaecida en España y la actual, han pasado bastante más de esos siete años.

Explicar las destrucciones causadas por el hombre, las guerras, la destrucción del equilibrio ecológico, las crisis económicas y financieras, causadas por el mismo hombre, por su inteligencia creativa, ¿ese es el hombre, rey de la creación? ¿o es la voluntad de Dios?, la brutal disyuntiva agudiza aún más el miedo, que anida en el interior de cada persona.

Nuestra vida es el resultado de nuestros pensamientos, al pensar en cosas que pueden llegar a suceder, a esos acontecimientos de futuro que nos generan incertidumbre, a algunas situaciones desconocidas que podrían acarrear desventura, etc. y es entonces cuándo comenzamos a sufrir; es decir, aflora el factor miedo, un temor a lo desconocido y al futuro, que claro está, siempre es incierto.

Existen creencias, que nos conducen hacia el positivismo creativo, pero no nos alejan del miedo, nos aconseja de cómo salir de él, sin contar con el sustrato bioquímico.

El budismo, por ejemplo desarrolla el concepto de vacuidad, para alcanzar la verdad, ya que las personas no son conscientes de lo que perciben y de cómo sus experiencias condicionan su desarrollo y entonces su pensamiento crea la incertidumbre y aparece el miedo, así cuándo dejamos de pensar, nos relajamos y desaparece el temor.

Vivir es encontrar por si mismo lo que es verdad y sólo se puede hacer cuando hay libertad, cuando existe una continua revolución dentro de sí mismo, por tanto es necesario erradicar interior y exteriormente el miedo que destruye los pilares sólidos de la esencia humana.

En cualquier caso, el miedo también constituye un impulso vital, un agitador interno, que nos hace mover y nos impulsa a una lucha por la vida, tal vez esté allí localizado junto a las funciones psíquicas superiores del ser humano con ese objetivo, el de hacernos avanzar.

Freud, describía el eros, como impulso de vida y como su contraposición al tánatos, el impulso de muerte, y puede deducirse de ello la pregunta, ¿nuestro deseo de vivir nos hace avanzar continuamente hasta alcanzar la muerte, o nos vemos arrastrados hacia la muerte?.

El miedo es por tanto generador de una fuerza capaz de transformarnos y no solo conforma la fuente de un proceso paralizante, de allí que frente a las turbulencias y a las efectos presumiblemente perversos de la actual crisis global, el temor puede servir de acicate para una lucha transformacional que contribuya a salir de una situación de estancamiento, de retroceso socio económico o de peligro, ya sea inminente o a medio plazo.

Ante situaciones críticas como las que atraviesan actualmente las sociedades en la inmensa mayoría de los países desarrollados, emergentes o en vías de desarrollo, suelen producirse ajustes que contribuyen al reforzamiento psico social, pero también para el desarrollo en general. En cambio en otros estados, ya padecen un sufrimiento endémico de peores consecuencias, que las repercusiones de la caída de la economía mundial.

En momentos de grandes desastres, la inteligencia creadora ha dado lugar a grandes descubrimientos, inventos que han favorecido el desarrollo de la humanidad y por otra parte observamos un ajuste creativo a través de una madurez acelerada que conduce al desarrollo de una personalidad adaptada a situaciones difíciles, piénsese en la madurez y las habilidades para la supervivencia que desarrollan los llamados niños de la calle en Brasil.

Pero sin duda, el ingenio hizo avanzar, con fines no necesariamente beneficiosos, a la aeronáutica durante la segunda guerra mundial, lo mismo sucedió con la energía y los avances en mecánica, que han redundado posteriormente en un indudable beneficio para la sociedad en general.

Un ejemplo del avance científico fue la creación del denominado, clavo intramedular, creado para solucionar las fracturas de fémur por el método de enclavamiento femoral, inventado por Gerard Kuntscher en 1940, mientras servía en el ejercito alemán, quien aplicó principios biomecánicos a la cirugía, para conseguir salvar las piernas de los soldados de tal manera que estos no terminaran inútiles para continuar luchando en la guerra. Su invención, contribuyó con la traumatología, ayudando a resolver las fracturas de fémur, que hoy podemos sufrir, en un accidente de tráfico, o en una actividad deportiva.

Casi siempre de las situaciones de crisis, se consigue reflotar con más fuerza, con más genio y más ingenio, suele aprovecharse para impulsar iniciativas, que en otros momentos parecían innecesaria o simplemente acomodadas en un bienestar temporal, las personas no tienen necesidad de buscar, nuevos caminos, nuevos avances, nuevos elementos y por consiguiente la inteligencia creativa, se ve inhibida.

Aún así, el miedo que podemos observar a nuestro alrededor, es un temor al futuro, a las situaciones en las que nos podríamos ver inmersos dentro de un tiempo, en gran medida alimentado desde instancias políticas, más o menos interesadas. El mundo empresarial - que busca sacar provecho de cualquier crisis, para abaratar costes, reestructurar sus organizaciones, conseguir legislaciones más permisivas e impulsar la investigación y el desarrollo, para poder estar preparado para la salida del túnel, en posición competitiva; - Los medios de comunicación que hacen llegar un mensaje desalentador y catastrofista.

El miedo y la Post Crisis 2010

Sin embargo habría que precisar mejor cuales podrían ser los escenarios de futuro, de la salida de la crisis, con qué situaciones nos podríamos encontrar. En cualquier caso, es lo desconocido lo que nos produce temor y sabemos que se está produciendo un cambio y la respuesta natural y defensiva es la resistencia al cambio. La mayoría de las personas, desean el cambio, pero se resisten a él, “más vale malo conocido que bueno por conocer” .

En todo el período evolutivo de la vida nos vemos sometidos a una inestabilidad, a una vacilación perenne, por el que vendrá, solemos preocuparnos por el más allá, viajamos a otro planetas, nos preguntamos por las instancias que están más allá de la muerte, por un paraíso y nos olvidamos del mas acá, de lo cotidiano de lo presente.

Hay algunas personas que viven muy de prisa, para alcanzar el mañana y “el mañana es una mentira piadosa que esgrimen las voluntades moribundas,[6]” lo que suele suceder es que no alcanza sus expectativas y se ve frustrado.

Los adolescentes, atraviesan una etapa, que se conoce como el complejo de identidad, ya no son niños, pero aún no son adultos y ese mundo de los mayores les da miedo, -¿seré capaz?, ¿me enamoraré?, ¿cual será mi futuro?; sus fantasías los protegen, pero se llena de incertidumbre, frente al cambio, al devenir, al futuro.

Cuándo por fin alcanzan la etapa de juventud post adolescente, entonces son otros los miedos; ¿tendré éxito?, ¿sabré ser madre o padre?, ¿conseguiré una buena calidad de vida?, aparece la época de la hipoteca, de una lucha por el posicionamiento en la sociedad.

Los distintos cambios producidos por las turbulencias externas y en ocasiones por la conflictividad interna,- entran en lucha en su interior dos o mas ideas contrapuestas, aparece la duda y la confusión,- van dando lugar a frustraciones y a que se desaten los miedos con más intensidad.

Así, en una crisis, las personas ven coartados algunos de sus proyectos, de sus deseos, perciben obstáculos en sus caminos, sin duda ello genera una ansiedad exacerbada y tienen miedo al mañana.

Sin duda en todo el transcurso de la vida, tiene mucho que ver el carácter y el comportamiento de cada uno, que condiciona la manera de hacer frente a los cambios y a las circunstancias que moldean nuestra existencia, pero de ello hablaremos mas adelante.

El cambio afecta no sólo a los entornos, a las organizaciones y al sistemas, si no que afecta a las personas que deben de adaptarse al nuevo escenario, que deberán auto organizarse modificando pautas, usos y costumbres, en medio de un ajuste sostenible.

Veamos ahora, los escenarios posibles después de la crisis. La salida de la situación actual depende por una parte de la nueva coyuntura a nivel mundial, algunos hablan de un nuevo orden económico mundial, sea como sea, lo cierto es que habrán cambiado las estrategias de producción a nivel global, la producción energética, el sistema bancario, el desarrollo de algunos países emergentes, darán lugar a un sistema, que si bien no habrá cambiado en esencia, habrá sufrido cierta transformación. Por otra parte la mayor o menor precisión en la aplicación de políticas nacionales, defensoras del tejido productivo, con una incentivación constante de las áreas de I+D+i[7], impulsando políticas de formación para la adaptación al cambio y el reciclaje e implementando nuevas estrategias de crecimiento competitivo, habrá mutado la situación de crisis en un período de crecimiento y de estabilización paulatina de los mercados financieros.

En este escenario, será necesario una adaptación: en primer lugar, al mercado de trabajo resultante del cambio y en segundo lugar, una modificación de habilidades, destrezas y comportamientos de acuerdo a las nuevas necesidades económico sociales y en definitiva a las características de una segunda globalización o mundialización gestada a partir de la actual coyuntura.

Por consiguiente, las personas que hayan desarrollado un proceso de adaptación y formación continuada para ajustarse al ritmo de los cambios que se van produciendo como consecuencia de los impulsos para salir de la actual crisis y de la propia inercia de la economía, habrán sufrido un reciclaje y modificado conductas derivadas del cambio, ello sin duda conllevará esfuerzo, incertidumbre, estrés y se habrán visto inmersas en un conjunto de turbulencias, y en todos ello, el miedo habrá actuado como impulsor o como desestabilizador, habiendo producido en mucho casos, síndromes de ansiedad, crisis, de angustia, estrés, etc.

Pero el contrario, aquellas personas que no se hayan adaptado al cambio, que no hayan realizado el reciclaje indispensable o desarrollado un comportamiento que les permita una integración al nuevo escenario, se verán atrapados en procesos angustiosos o episodios psicógenos, cuya sintomatología desestabilizará el equilibrio de sus conductas.

Es decir tanto si nos adaptamos, como si no, en la época posterior a la crisis por una u otra razón, las personas se van a ver expuestas a distintos trastornos mentales y en todos ellos el miedo estará presente o habrá formado parte de su génesis.

Otro escenario, podría ser el resultante del resurgimiento de nuevas potencias económicas nacidas de algunos de los actuales países emergentes, como China o Brasil, lo que daría lugar a nuevas reglas del juego de la economía mundial, sumado al posicionamiento y las políticas de cada país para adaptarse a la nueva situación.

Sin duda, ante éste supuesto la inestabilidad, la inseguridad y la transformación radical de los actores de la escena mundial, habrán desatado una nueva oleada de trastornos de la salud mental y la adaptación psico-socio laboral constituirá un requisito indispensable para alcanzar el equilibrio personal.

Por consiguiente, la exposición a una situación de crisis, puede aumentar las posibilidades de desarrollar algún tipo de trastorno mental y generar una mayor intensidad de sintomatología psicológica, pero en cualquier caso el miedo es un factor que está presente siempre y en el origen de muchos de los trastornos descritos dentro de la psico - socio patología y que puede dispararse con determinados estímulos y una mayor intensidad de esos estímulos, dará lugar a un mayor cúmulo de miedos.

La preparación de cada persona para afrontar las situaciones y los miedos, hace que sea más o menos capaz de salvar las dificultades, adaptarse a los continuos cambios, superar las distintas sintomatologías y por consiguiente desarrollar una mejor calidad de vida.

Analizar de forma racional y lógica cada situación, valorar los riesgos, mostrarse predispuesto al cambio de actitudes y a vencer las resistencias que puedan aparecer, para conseguir una mejor adaptación a cada momento situacional, favorece sin duda la neutralización de los posibles síntomas y construir una mejor autoestima personal y una mayor seguridad, facilita la neutralización de los miedos.

Así, una vez superada la crisis, la nueva situación originada estará plagada de incertidumbres, habrá todavía un futuro más allá, con un devenir desconocido y eso sin duda está en el origen de los estímulos para la aparición del miedo.

En los períodos post crisis, la situación coyuntural será sin duda distinta, pero la exposición a los riesgos situacionales podrá ser igual a las desencadenadas en la actual época crítica o no diferente de otras crisis vividas con anterioridad, hayan sido éstas de tipo económico social o de orden personal, - crisis de pareja, fallecimiento de un ser querido, perdida de empleo, etc. - Pero en en todo caso la anticipación a los acontecimientos, puede permitirnos prevenir sus consecuencias, estando preparados para afrontar las cuándo aparezcan.

Hay que aclarar sin embargo, que la etapa post crisis, no significa haber vencido todos las dificultades, subsanado todas sus consecuencias y solucionado todos los problemas, sino simplemente, habrá dado lugar a un crecimiento paulatino y a un nuevo desarrollo hasta alcanzar un nuevo período de estabilidad, pero con una durabilidad limitada, ya que seguramente el individuo se verá sujeto nuevamente a los cambios que presentan los ciclos económicos.

De manera, que es necesario hacerse fuerte para estar preparado en el nuevo período de desarrollo.

En la actualidad un factor esencial para afrontar los nuevos retos y desde la actualidad encaminarse a los tiempos futuros, es el constituirse en emprendedor; pero casi siempre se ha considerado emprendedor a quien va a iniciarse en una aventura empresarial o convertirse en autónomo y eso no es exacto. Un emprendedor es aquella persona capaz de refundar un proyecto de vida, una persona que brújula en mano se dirige hacia el futuro con espíritu de superación, para vencer las dificultades y reinventar una manera de vivir. Las motivaciones típicas del emprendedor, nacen de la necesidad de solucionar una situación personal.

El Capital humano de los llamados emprendedores se ha multiplicado por 2,4 en las tres últimas décadas, es decir, la mejora de su capacitación y el desarrollo de sus habilidades y destreza, experimentan una mejora continua, que los conduce a la superación de la etapa de sufrimiento, nacida en la época de crisis.

Permítanme, un ejemplo, de una persona que realizó una consulta, para analizar su posible salida del actual túnel de la crisis y la decisión adoptada que le ha permitido reflotar su estado de ánimo y se enfrenta a un futuro con posibilidades.

Natalia, una mujer de 33 años, se encontró en una situación extrema, había decido iniciar una separación matrimonial, ya que la situación convivencial era insostenible, madre de dos hijos uno de 6 y otro de tres años, con una hipoteca que abarca el 40% de su salario, ya que el resto lo asume su ex pareja, fue despedida a causa de un ERE ( expediente de Regulación de Empleo). Ahora cobrará la prestación de desempleo por 18 meses, pero las previsiones dicen que las consecuencias de la actual crisis, durará mas allá de la fecha en que se acabe la remuneración social por paro, así que ha tomado la decisión de reciclarse para poder desarrollar puestos de trabajo en lo que pudiese haber mayor demanda, decidió entonces aprender ruso, un idioma necesario en turismo y hostelería, en los futuros intercambios comerciales, dentro de un nuevo escenario de una globalización renovada y simultáneamente ha comenzado a preparase en el manejo de nuevas tecnologías de una próxima generación, un técnico en comunicaciones por la red y telefonía. Natalia podría tener mayor oportunidad en la post crisis, ya que presumiblemente las nuevas tecnologías de la comunicación, constituyen un sector que puede resultar favorecido en la post crisis, su previsible crecimiento y desarrollo es un hecho del que dan cuentan los actuales indicadores.

Como hemos podido observar, el miedo aparece como anticipación, defensa o barrera ante cualquier situación real o imaginaria de peligros, desastres, graves turbulencias sociales como las crisis, guerras, catástrofes u otra situación que dan lugar a un devenir desconocido o un cambio que da origen a una renovación o a una transformación, así el temor aparece como algo incomprensible para la inteligencia del ser humano.

Por tanto si existe temor, se inhibe el pensamiento creativo y hace que las personas no se desarrollen y por consiguiente no afronten el cambio, el miedo actúa como paralizante, una crisis es un fenómeno que dará lugar a un cambio y es imprescindible que cada persona desate un impulso interno para vencer cualquier freno al desarrollo generado por ese cambio.

La falta de comprensión a lo que en la propia vida se desenvuelve, no es más que una falta de conocimiento de lo que sucede o sucederá y nos es difícil aceptar los sufrimientos, las complicaciones y sobre todo nos es muy difícil aceptar lo que no comprendemos y es ahí donde aparece el miedo.

Las personas nos aferramos como la hiedra a las posesiones, a determinados estatus y por supuesto a las personas, cualquier cambio que pudiese poner en peligro cualquiera de esas cosas, desata el temor.[8]

Por todo ello el miedo es una barrera para alcanzar la libertad, cuándo las personas están sujetas a ciertos pensamientos, creencias o pautas inamovibles, a determinados dogmas, están bloqueando la propia libertad.

Cuándo las personas se ven sometidas a una autoridad, se encuentran coaccionadas, ligadas a un algo que impide su libertad y la autoridad es aceptada cuándo necesitamos protección o estar a cubierto de peligros. Es una trampa por consiguiente que hace que la autoridad que pone orden, nos protege y nos da herramientas para la supervivencia, nos coarte o nos manipule a través del miedo a perder lo que hasta ahora hemos alcanzado y no se esté seguro de volverlo a conseguir o tal vez alcanzar aún más. La incertidumbre frena.

AVANTI [9]
Si te postran diez veces te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas...
No han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas
.…………………………………….
¡todos los incurables tienen curacinco segundos antes de la muerte!ç
PIU AVANTI!
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido,
que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
no la cobarde intrepidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.


Resumiendo, hacer frente al desencadenante de una crisis, aunque sea de una enorme magnitud, radica en la capacidad de la propia persona de realizar una transformación personal, capaz de conseguir aprender en la dureza dentro una nueva realidad, reciclarse, de realizar si cabe un mayor esfuerzo cotidiano para salir reforzado de una situación difícil.

Cada persona es el constructor de su propio destino, manejando sin duda las variables y las herramientas que le proporcionan las circunstancias, aprovechándose de la aportación de los entornos, pero también del legado ancestral y colectivo.
Es necesario aprender de las consecuencias de otras épocas, de otras crisis, es imprescindible recuperar la memoria del miedo y forzar la voluntad para dar impulso a actitudes que desde el positivismo, sean capaces de alcanzar una nueva meta.
Vivir es comenzar de nuevo cada día y el esfuerzo es la base constitutiva y esencial de la lucha por la vida. Solo en una vida en la que se pone en marcha la voluntad de poder y se neutralizan los síntomas derivados de la incertidumbre, de la inseguridad y del miedo, puede alcanzarse la felicidad relativa.


[1] Joanna Bourke, no está decauerdo con esta afirmación, lo explicita en un artículo en la revista History Workshop. 2003, ya que para ella definir el miedo desde el principio no sirve, ya que en la historia el miedo de alguien es igual al de su predecesor, es decir responde a un proceso circunstancial. Pero que sin embargo viene definido (según mi punto de vista), en la teoría de la lucha por la vida de Charles Darwin.
[2] José Antonio Marina, Anatomía del Miedo
[3] Un grupo de científico de las Universidades de Sao Paulo (Brasil) y Southern California (USA), dirigidos por Larry Swanson, descubrieron que el núcleo premamilar dorsal del hipotálamo es donde se aloja el miedo, una situación fortuita les llevo a producir un daño en esa zona, en experimento en ratas y entonces los animales se comportaron de una forma distinta, sin miedo ante la presencia de un depredador, no adoptaron una actitud pasiva, si no que mantuvieron una posición de lucha, incluso cuándo el individuo dominante ganaba la lucha.
[4] Aunque existen estudios que han concluido en que las pirámides fueron construidas de forma voluntaria, obedeciendo a motivos religiosos y en épocas de sequía, pero eso no descarta que haya existido miedo a los gobernantes, a los sacerdotes y a personas dentro de la propia población, pero nada confiable de ser leales al pueblo.
[5] Piénsese en la batalla de la Termópilas por ejemplo, donde un pequeño contingente de 400 espartanos se enfrentaron a un numeroso ejército persa; la valentía espartana ha sido incuestionable, pero quiere decir eso, que aquellos espartanos no tuvieron miedo a una muerte horrible?. La conquistas romanas y de ellas las guerras púnicas, las guerras de conquista y colonización, las guerras por el fanatismo de sectario, etc.
[6] Hombre Mediocre. José Ingenieros
[7] Investigación, desarrollo e innovación
[8] Jiddu Krishnamurti, “Vivir es encontrar por si mismo la verdad y UD. puede hacerlo solo cuándo hay libertad, cuándo hay una continua revolución dentro de uno mismo…. así la función de la educación (la auto educación) es erradicar interior y exteriormente ese miedo que destruye el pensamiento humano”
[9] Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)

Presentismo y Holgazanería Laboral

RENDIMIENTO DE LOS RECURSOS HUMANOS,
PRESENTISMO Y HOLGAZANERÍA LABORAL

Publicado en Notas al Margen
Andrés Cascio


Un aspecto de trascendental importancia en el management en la actualidad es la relación existente entre presentismo y trabajo real.

Es habitual escuchar en los ámbitos de dirección, la queja sobre el absentismo reiterado y recurrente, aunque los últimos indicadores ponen de manifiesto, que desde el inicio de la actual crisis económico – financiera por la que estamos atravesando, el absentismo ha disminuido en los últimos meses en un 16%; pero también son frecuente los comentarios que se observan entre los responsables de gestión de recursos humanos y de la cadena de mando en general, referido a un índice significativo que da cuenta de una falta de eficacia instalada en distintos ámbitos laborales, donde se observa un desempeño menor que el esperado.

Si bien esto no puede generalizarse a todos los niveles de actuación, ni tampoco extenderlo de igual forma en los diversos sectores empresariales, sí puede afirmarse que es una preocupación que subyace detrás de una gran mayoría de profesionales responsables del management.

En tal sentido, existe un fenómeno estudiado en Estados Unidos, que se ha dado en llamar holgazanería social, que consiste en la tendencia de los integrantes de un colectivo a realizar menos esfuerzos del que podrían efectuar por si solos, cuándo realizan un trabajo común.

Este fenómeno fue descrito por Ivan Steiner (1972), Alan Inghan (1974) y Latané y Parking (1979-1980), lo investigaron en diferentes países y culturas y da cuenta de ello, Tirso Mejía Ricard profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Dicho fenómeno hay que diferenciarlo sin embargo de la negación absoluta de todo trabajo socialmente útil, de rechazo general y la tendencia a la ociosidad, que sería objeto de estudio de los trastornos psico socio patológicos, descritos en la literatura clínica. Pero no deja ser interesante observar, que si bien este tipo de fenómeno es observable en determinadas ocasiones, habría que analizar cuales son las causas que lo originan y cuales los factores que dan lugar a ellos en el seno de la empresa y así mismo como se manifiesta una disminución del mismo en circunstancias de crisis económica o cuándo existe una fuerte amenaza al mantenimiento del empleo en el mercado de trabajo.

Lo cierto es que los indicadores del valor hora/hombre-trabajo, que corresponde al presentismo, nos manifiestan según algunos de los últimos estudios a nivel europeo realizados en el 2008, que los trabajadores españoles, se encontraban entre los primeros de la UE, con aproximadamente 200 horas más de trabajo anuales, pero si realizáramos un estudio en el mismo ámbito, de la hora/hombre-rendimiento, obtendríamos un indicador no tan estimulante, que nos pondría de manifiesto, que la realidad en cuanto a lo que se refiere a los niveles de eficiencia, es muy distinta y nos colocaría a los españoles en una posición poco competitiva, respecto al resto de los países de la UE.

¿Pero cuáles son los causas que originan el presentismo acompañado de una ineficiencia en el desempeño y que induce a la holgazanería laboral?, con seguridad no existe una única causa, si no que hay que analizar distintos factores que están en el origen de este tipo de fenómeno, que puede dar lugar a destacadas consecuencias en el desempeño efectivo y competitivo.

En primer lugar el desarrollo alcanzado por la globalización de la economía de la últimas décadas, ha originado un cambio socio cultural, induciendo a la realización de un menor esfuerzo para alcanzar satisfacer el mismo nivel de necesidades que tenían antes y que en una situación de bienestar económico y máxima expansión provoca un efecto de disminución de la ansiedad natural y desde el exceso de seguridad relaja la conducta de contracción al trabajo, dando lugar a una disminución del rendimiento.

En un estudio realizado en el 2008, por Roberto Luna-Arocas y Joaquín Camps Torres, que trabajaron un análisis a través de las prácticas de alto rendimiento de los recursos humanos a nivel español, destacan que las acciones realizadas desde recursos humanos con más incidencia es la gestión a la estabilidad en el empleo, conseguir mayor estabilidad, pero en cambio el empowerment o las prácticas que inducen al compromiso y a la implicación de los empleados, no se manifiestan como destacadas y ello contribuye al apalancamiento actitudinal, marcando una inercia a una disminución del esfuerzo a realizar, siempre que obtengan los resultados mínimos exigidos.

Este factor se ve asociado en muchas ocasiones a un liderazgo de tipo mórbido, es decir, un ejercicio de la dirección o el mando, con escasas habilidades y aptitudes para la dirección. Responsables preocupados por las operaciones diarias, aturdidos por los ladrones del tiempo, que le hacen gestionar mal su tiempo, “ el día a día que ahoga” y no disponen de actitudes pro activas, ni dedican el tiempo suficiente para conseguir el máximo provecho de sus recursos humanos, haciendo prevalecer la actitud de mando, sobre la actitud directiva, “hacer Hacer”. Esta situación suele provocar desánimo, desmotivación y mal clima laboral, factores que morbilizan, es decir, enferman el clima consiguiendo una conducta desviada respecto a los objetivos de desempeño.

Este último factor implica que la motivación de los empleados es otro de los factores destacables para la mejora del rendimiento o para provocar ociosidad; una actitud mental que conlleva falta de interés en el trabajo, sentirse poco útil y lógicamente poco identificado con la empresa. Todo ello debido a la percepción de una dirección que no cohesiona, no gestiona equipos, no dirige factor humano o no crea capital humano, si no que por el contrario, está tan preocupado por los resultados productivos o efectivos que descuida los recursos que tienen que conseguirlo, consiguiendo el efecto inverso.

Por último otros dos factores, fundamentales para la disminución del rendimiento, es una formación inadecuada, débil e incluso inexistente. La falta de capacitación de las personas, hace que éstas asuman que han alcanzado su máximo nivel de desarrollo y que no pueden hacer mas, “ yo hago lo que puedo”, “ lo hago lo mejor que puedo”, “ me exigen por encima de mis posibilidades”. Estas expresiones ponen de manifiesto la necesidad de una formación que consiga un mejor aprovechamiento de sus competencias, de su capacidad potencial y de un cambio actitudinal pro activo a la contracción del trabajo.

El último factor es una deficiente comunicación interna o una comunicación insuficiente para mantener un clima adecuado para estimular la motivación y conseguir la implicación de los empleados.
La comunicación, debe de ser una herramienta imprescindible en el management, incluida la comunicación externa, que repercute en el interior creando la sensación de desempeñarse en un medio con significación y el suficiente impacto social, lo que redunda en el sentimiento de utilidad de los empleados y por consiguiente aumenta su motivación.
Barcelona, marzo del 2009

Formación y Crisis

FORMACIÓN Y CRISIS
Articulo Públicado en en el Nª 282 de la Revista Capital Humano
Andrés Cascio


La existencia de una crisis, supone una mutación situacional, que genera un cambio y por consiguiente se percibe una incertidumbre que desestabiliza el presente, pero abre nuevos escenarios futuros y en tales circunstancias es necesario asegurar los niveles de empleabilidad, pero simultáneamente intentando aprovecharla situación para conseguir una mejora en el desempeño y su eficiencia casi siempre es la resultante del desarrollo y la capacitación del factor humano.

“Todo cambia, nada permanece” J.J Rousseau, Pero es necesario orientar ese cambio.

Cuándo se desencadena una crisis como la actual, las causas sin lugar a dudas las encontraremos en los desequilibrios financieros o en políticas de alto riesgo en economía, pero las consecuencias de la misma van mucho mas allá, generando en primer lugar una disminución de la actividad empresarial a nivel global y consecuentemente una desaceleración y una involución del mercado de trabajo, produciendo un significativo aumento de los niveles de desempleo, lo que a medio plazo da lugar a una disminución de la demanda, provocando un estancamiento en el conjunto de la actividad económica y desencadenando una crisis social.

En tales circunstancias, Los individuos involucrados son proclives a padecer trastornos psicológicos (baja de autoestima, estrés, frustración, etc.), acompañados de una sensación de fracaso en lo que se refiere al proyecto de vida que hasta el momento venía desarrollando. Se asemeja a una sensación de perdida y de claro retroceso, factores estos que en algunas ocasiones se ajustan a la realidad.

Como en otra situación de perdida y transcurrido un tiempo, las personas superan la crisis personal y comienzan a adaptarse a la nueva situación superando el trastorno, de tal manera que salen reforzadas del proceso.

En esas circunstancias, hombres y mujeres, se hacen conscientes de la necesidad de reciclarse y de cómo la formación constituye en una herramienta esencial para reestablecer su equilibrio o generar un nuevo proyecto de vida.

No podemos olvidar que la formación, (en el caso de la formación presencial o con el modelo blended), lleva aparejada una dinámica grupal favorecedora de un proceso de socialización y ajuste, que facilita la motivación y genera una elevación de la autoestima, recurso necesario para el mantenimiento de un clima laboral sano que permita el normal desempeño en el seno de la organización y este es un factor añadido de la formación nada desdeñable en períodos de crisis, donde el estado de ánimo colectivo se ve afectado.

El tránsito a través de la crisis global mas profunda, de al menos el último medio siglo, nos conduce a reflexionar sobre las consecuencias de la transformación a las que probablemente está dando origen dicha situación.
Los cambios en el sistema, los cambios en los mercados, los cambios operativos y estratégicos en las empresas, dan lugar por consiguiente a la necesidad de generar nuevas tendencias en el management.

En este contexto, la adaptación del factor humano a una nueva realidad, resulta imprescindible para asegurar la eficiencia, aportando procesos de valor que puedan dar respuesta a las necesidades de un entorno empresarial resultante, reitero, de las consecuencias de la actual crisis.

En síntesis, la actual información estratégica, es decir la que nos permite deducir cuales serían los probables escenarios resultantes, una vez superada la actual situación de crisis económica, financiera y empresarial, pone de manifiesto la necesidad de recursos humanos con la capacitación y las habilidades que vayan a ser requeridas por la nueva situación organizacional, en el nuevo marco global o de forma específica dentro de determinados sectores o ámbitos empresariales.

Dicho de otro modo, unos recursos humanos que vayan de la realidad actual concreta a lo universal, siguiendo el rumbo del cambio y que permitan llegar a la nueva realidad derivada, preparados para gestionar una situación distinta.

Para ello es necesario incidir en el desarrollo de una formación que vehicule la adaptación al cambio de los recursos humanos, teniendo en cuenta así mismo, como declaraba a finales del año pasado a la revista Logística Icil, Juan José Montiel, Director de Logística de Goodyear Dunlop Tires España; “sin actualización formativa nos volvemos prescindibles”; es decir la necesidad de sumergirse en procesos de actualización, renovación o reciclaje permanente es esencial en cualquier circunstancia, pero frente a una situación de cambio en profundidad, la formación para la adaptación temporo espacial y situacional, resulta imprescindible.

Ello significa, que habrá un nuevo tiempo, que dará lugar a distintas realidades geopolíticas y un indudable cambio de situación.
La transformación del espacio latino americano, en gran medida compuesto por países emergentes, el nuevo papel del sudeste asiático, el cambio que se generará en China e India, la adaptación forzosa a la nueva realidad económica y empresarial de Japón, USA y la Unión Europea y en gran medida impulsada por ellos, la evolución de la actual realidad energética, así como el papel que jugarán las energías alternativas, etc. sin dejar de lado el cambio en los distintos entornos políticos, que darán lugar a nuevos enfoques políticos y que aportarán luz a la nueva situación post crisis.

De esta manera, el management originado por la gestión del cambio y derivado de los nuevos efectos de la globalización, se convierte en un procedimiento vital para las empresas.

En este marco la eficiencia global, va indudablemente asociada a nuevas tendencias de management para una dirección funcional eficiente y una gestión que responda a los condicionantes del cambio y para ello se hace imprescindible la innovación y el aprendizaje global.

De tal forma que la eficiencia global de una empresa depende en este momento de la capacitación, la formación necesaria, para dirigir el cambio y gestionar la crisis, haciendo que el conjunto de los recursos humanos puedan afrontar el proceso, adaptándose a la actual situación hasta conseguir superarla y estar suficientemente preparados para asumir la nueva realidad organizacional en la segunda década del siglo XXI.

La manera de conseguir dicha eficiencia global, es implementando una formación permanente, herramienta clave para el desarrollo y entendida según el modelo de Kirkpatrick, (satisfacción del participante, grado de aprendizaje, transferencia y retorno de la inversión) dicho de otra manera la formación se hace efectiva cuándo realimenta a la persona, genera valor y satisfacción y se manifiesta un cambio conceptual entre hombre – trabajador (recurso duro) a hombre – persona ( recurso humano), pero así mismo genera valor para la empresa, haciendo que retorne la inversión en forma de indicadores que reflejen la hora / hombre – rendimiento efectivo, aportando la capacitación requerida, la adaptación a los nuevos procesos y métodos, generando polivalencia y en definitiva creando capital humano de mayor valía.

La formación así entendida, aporta de manera simultánea una adaptación al cambio y genera un cambio en la propia persona, lo que implica no solo un factor de aumento de capacitación y desarrollo de habilidades a través del aprendizaje, si no también una formación actitudinal, que favorezca el cambio de la persona para asumir nuevas realidades o nuevos retos.

Así la formación actitudinal, favorece una mejor tolerancia a la frustración, una mayor tolerancia al estrés y ayuda a fortalecer la conducta y refuerza cognitivamente al individuo para asumir los riesgos o las dificultades que surgen en un período de crisis o en una situación que se deriva de un cambio global.

Por otra parte la globalización incrementa la dificultad de que las empresas se mantengan competitivas y ello refuerza la necesidad de implementar planes de formación permanente de los recursos humanos en las organizaciones y en ocasiones programas de formación para recualificar el personal, pero hay que tener en cuenta que siempre que se produce un cambio, se genera la resistencia a ese cambio y podemos observar la tendencia de un parte del personal de las empresas a frenar u obstaculizar su disponibilidad para acceder a las acciones formativas, lo que requiere implementar acciones previas de motivación hacia el aprendizaje y enseñar a aprender, conseguir que toda la organización tienda a la formación para favorecer el cambio, learning organization, se trata de promover una cultura de aprendizaje permanente.

La formación permanente es una exigencia profesional de las empresas del siglo XXI, pero la capacitación inicial de los empleados, requiere cada vez mas de una exigencia de calidad, que conduzca al desarrollo de las competencias, como factor esencial del perfil de las personas a integrar en la organización, ello implica traspasar la frontera del saber, hacia “el saber hacer” y del “saber hacer al hacer con eficiencia”.

Por consiguiente la empresa, además de asumir la formación permanente a lo largo de toda la vida laboral, debe involucrarse en la formación inicial, favoreciendo por un lado la capacitación necesaria para el desempeño previsto, como por otra parte facilitar la adaptación del personal de nueva incorporación dentro de la cultura de la organización.

Cuándo la empresa desarrolla su actividad normal buscando el pleno rendimiento, le es necesario utilizar todas las horas / hombre – trabajo disponibles, para rentabilizar al máximo el desempeño del capital humano, sin embargo en períodos de crisis, como en la actualidad, la empresa dispone de ociosidad en lo que se refiere a las horas / hombre en el conjunto del personal, que debería disponer para formar a sus recursos humanos y prepararlo para las épocas en las que se ha conseguido superar la inactividad y la inestabilidad, rentabilizando así la inversión en capital humano.

Formación para la cadena directiva

Sin duda es altamente valioso incorporar personal de la cadena de mandos y a técnicos de distintos niveles a los programas de executive education, es decir aquellas acciones formativas diseñadas para personal con experiencia, pero que necesitan reciclarse, consiguiendo gestionar de manera eficiente la adaptación al cambio antes mencionada y originada por la crisis y capacitándolo para colocarlo en la ubicación necesaria dentro de la organización y conforme al plan director, para la etapa post crisis.

Así mismo la organización empresarial debería optar por integrar nuevo personal en la cadena directiva proveniente de programas de formación postgraduate o en otros casos derivando hacia esos programas a trabajadores de reciente incorporación y preceptivo de desarrollar las habilidades necesarias para el desempeño en puesto claves de la organización.

Atendiendo al futuro post-crisis, ello significa poder contar con personal capacitado y proclive a adaptarse a la cultura y a las políticas empresariales, consiguiendo una integración altamente rentable para la empresa y en la actualidad, las empresas cuentan con la flexibilidad necesaria para forjar equipos acordes con las exigencias competitivas a medio plazo.

Formación integral y permanente para todo el personal

Resulta evidente, que para el personal en su conjunto, se debe aprovechar la ocasión coyuntural, para mejorar su capacitación, aumentar sus destrezas y en definitiva formarlo para que esté preparado para las nuevas exigencias

En tal sentido la formación in company adquiere especial relieve, pero siempre el training, debe obedecer a un diseño clara y objetivamente bien planificado, para poder obtener de la formación los resultados esperados y su impartición requiere de formadores de capaces de generar la ilusión por el aprendizaje y la mejora.

La formación dinámica y presencial, contribuye a socializar y estimular a sus participantes, es básico que el “como” es tan importante como el “que”; disponer de profesionales con las habilidades necesarias y específicas para la formación organizacional, no solo es un requisito imprescindible, si no que constituye un pilar esencial para una formación de calidad.

Las empresas que cuentan con responsables de formación en sus departamentos de recursos humanos, deberían analizar la necesidad de si todos los profesionales, técnicos o especialistas, que imparten formación interna, están debidamente capacitado para desempeñarse como formadores o si es necesario realizar previamente acciones formativas para formadores o desarrollar una capacitación completa para planificar y gestionar toda la formación organizacional, por que una falta de capacitación o habilidades en tal sentido, puede resultar el talón de Aquiles, para realizar un programa fiable de formación permanente e integral.

Sin embargo, otras metodologías, resultan igualmente útiles en las actuales circunstancias, como la formación on line, de echo la evolución en los últimos años en esta materia es altamente significativa.

En lo que se refiere a esta modalidad, la formación e-learnig, se puede destacar que el crecimiento del sector, en relación a los servicios que presta a las empresas, creció el año pasado un 32% y presumiblemente este año mantendrá su crecimiento, ello pone manifiesto que las organizaciones, poco a poco, van confiando cada más en esta metodología para facilitar la formación empresarial.

A modo de conclusión, la formación empresarial resulta imprescindible en la actual situación de cambio crítico y si se apuesta por la gestión del talento para crear capital humano, el desempeño efectivo la innovación, y el compromiso de sus empleados no pueden permitirse el error de recortar la inversión en formación, ello resultaría arriesgado y no procedente.

Perfil del contribuyente

Psico sociología del hombre en la organización social

Perfil del Contribuyente

Andrés Cascio

La conducta humana, muestra pautas regulares, en ocasiones cíclicas, condicionadas por la vida colectiva.
El comportamiento habitual de las personas nos permite observar cierta clase de acciones que se repiten frecuentemente, la gente tiende a una conducta estandarizada.

La existencia de pautas sociales, no significa identidad completa de conducta, significa que hay elementos comunes, aspectos repetidos, que constituyen un comportamiento amasado por los entornos socio culturales y que dan lugar, en ocasiones a comportamientos característicos de algunos miembros de la sociedad, que podríamos aglutinar en un perfil específico o propio y que hallamos en determinados segmentos de la sociedad.

Aristóteles, definía al hombre como un ser que por naturaleza es un animal político, y este último termino podría interpretarse como social.
La sociedad, dividida o conformada en grupos sociales, instituciones, estructura social o clases sociales, términos que son usados como referencias de fenómenos sociales, (el desorden conceptual de estas terminología, no oscurece sin embargo el fondo de la situación); socializa al conjunto de miembros que lo integran, es decir al integrarlos ejerce una influencia que adapta, modifica o condiciona el pensamiento, dando lugar a un comportamiento grupal, en el que las pautas adoptadas dan lugar a una serie de actitudes asumidas, toleradas o incorporadas en el conjunto de personalidad como rasgos sociales en su perfil.

Si bien el ser humano parece poseer pocas destrezas y escasos conocimientos que formen parte instintual o subyacente de la personalidad, que provengan de su capital genético, y que le permitan sobrevivir por si solo en grupos; pero los avances de la psicología, nos permite deducir, que ese componente hereditario, al que podemos denominar temperamento, puede llegar a alcanzar entre un 15% a un 25% del componente total de la personalidad, pero en cualquier insuficiente como determinante de su conducta.

El comportamiento humano, es en gran medida resultado del aprendizaje y la experiencia; así el componente adquirido alcanza entre un 75% y un 85%, al que podemos denominar carácter y es la resultante de todos aquellos factores educativos, de cultura y socialización, que dan lugar al paquete ideológico del hombre, (entendido como el conjunto global de ideas de la persona) y por consiguiente de las habilidades y destrezas, que son derivadas de de la conceptualización ideológica.

La acepción psico sociológica de cultura, incluye lo que aprenden los hombres, como miembros de una sociedad, constituyendo sus modo de vida, su pensamientos, sus acciones comportamentales, sus creencias, hábitos y costumbres (Edgard Tylor, 1871).
Los patrones comunes, destaca George Murdock, sobre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, apropiado o inapropiado, son aportados por la cultura social. Así el concepto de cultura tiene que ver en gran medida con lo ideacional y se refiere a las normas, creencias y actitudes de acuerdo con las que actúan las personas.

La idiosincrasia personal, los condicionantes psico biológicos de la conducta, pueden ser influidos por la cultura.

Conducta son las manifestaciones del ser humano y el conjunto de operaciones por las cuales un organismo expresa sus posibilidades. El comportamiento o lo que es lo mismo la conducta de un ser vivo, son las características por las que este se manifiesta y se expresa.

La Conducta humana, tiene origen en las bases temperamentales y caracterológicas y dan origen a los actos, las actuaciones que representan lo conceptual que tienen origen en el componente ideológico, son las actitudes; El conjunto de las mismas; operaciones del lenguaje corporal y no verbal, operaciones o actos de comunicación, que obedecen a un motivo, un estado de excitación interna que da lugar la manifestación de una necesidad propia del ser humano (motivación) y la manera de expresarla, constituyen la conducta, que en resumen, es la manera de comportarse, conforme a su manera de ser.

La conducta expresa por tanto, los factores de aculturación, las normas o reglas que la gobiernan es decir pautas (Standard) sociales específicas, muchas de ellas interrelacionadas entre si, alrededor de una actividad o problema humano; Los usos y las costumbres, es decir la práctica convencional aceptada y aquellas que se derivan de los hábitos, que emergen gradualmente de la vida social y aunque carecen de continuidad y consistencia, debido a modos de los que se espera un cambio, pero siempre de los límites subyacentes de las costumbres arraigadas o cristalizadas en la ideología.

Por último hay que destacar el concepto de subcultura, que define las partes integrantes de una cultura y que obedecen a las pautas, usos y costumbres de un grupo social y las ideas emergentes de esos colectivos, que condicionan el comportamiento de los miembros de es grupo, organiza o pauta los roles de sus miembros.

En ocasiones el ser humano, desarrolla mecanismos bio psicológicos, para enfrentarse a la resolución de situaciones que le permitan vivir (vivenciar y vegetar), o si se encuentra ante una presión propia o de su entorno, desarrolla mecanismo de evitación, pero en cualquier caso, se ajusta a las pautas de comportamiento global.

La conducta mantiene tres áreas de interacción para hacer coherente sus manifestaciones, en el área intelectiva – racional es donde se encuentra el contenido ideológico y se trabaja la asociación de ideas, obedece a la evolución de la personalidad en lo que se refiere al desarrollo del pensamiento, lo puramente psicológico y los componentes sociales, que se condensan al aspecto cognitivo.

El área afectiva, receptora de las emociones del ser humano y que da lugar a las manifestaciones y comportamientos de aceptación y rechazo afectivo y por último elárea volitividad, que es receptora de aquello que hace referente a la energía del ser humano, la voluntad y que puede explicar la voluntad de poder y el poder de la voluntad, (C.J.Jung), estas áreas, que se interaccionan entre sí (Kant. Tetens y mendelssohn), dan lugar a la inteligencia emocional o las inercias actitudinales, que impulsadas por la voluntad, manejan componentes cognitivos, para activarlos o mediatizarlos por la influencia afectiva.

Esta interacción podría ser la explicación de que algunas manifestaciones adquiridas y a su vez aportadas por la cultura social y por consiguiente por las distintas subculturas, se acrecienten en el comportamiento humano, den lugar a inercias actitudinales y en ocasiones la presencia de una influencia emotiva, poco controlable, nos permita observar comportamientos poco coherentes con determinadas línea de pensamientos o en conflicto con determinado parámetros de la razón, que podrían explicar, una lógica conductal; ello explicaría que cuándo se cruzan distintos criterios ideológicos, creencias y estereotipos culturales, las personas actúan con distintos parámetros, (distintas varas de medir), que no siendo coherentes con la razón, son coherentes con su manera de ser; a su vez no todos los principios conceptuales son coherentes entre si, pero son aceptables en función o de las necesidades psico sociales internas (factores que desencadenan los motivos que se desprenden de las necesidades), o responden a intereses, mas o menos, lógicos que favorecen la supervivencia social, cargados de estereotipos o de factores que interaccionan estos intereses con los factores originados por los motivos internos, motivación.

Esa disposición del estado de ánimo, dispone para actuar frente a algo, es la actitud, la persona quiere hacer, en función de sus intereses, necesidades internas o factores sociales que aparecen y presionan el comportamiento; condicionando el acto y no respondiendo de manera integra al componente cognitivo, son juicios de valor, pre-juicios o actitudes, en definitiva de adaptación a los entornos.

En definitiva, la conducta real en contraposición con el comportamiento derivado, de determinados juicios de valor, correcto-incorrecto, aprobable – reprobable, responden a la inconsistencia del componente cognitivo, o a la lucha entre la conceptualización acuñada como paquete ideológico y motor de la conducta, con aquellos factores, derivados de necesidades psico – socio – afectivas, ( componentes motivacionales originados por factores externos a la personalidad o pre juicios conducentes a dar inestabilidad coherente al comportamiento.

Este concepto, derivado de la ética, cuestiona la deontología de las personas, es decir, el deber al que cada hombre se vincula en razón de la construcción cognitiva del pensamiento, en definitiva sus principios.

El contribuyente es una persona que obedece al perfil de cualquier ciudadano integrado en un proceso cultural definido y desarrollado en un medio social caracterizado por los factores de incidencia de las sub culturas a las que ha ido perteneciendo, es decir el contribuyente como todo ciudadano ha desarrollado evolutivamente su personalidad dentro del marco de diferentes entornos a cuyas influencias se ha visto sometido.

Dependiendo de los condicionantes que aportan los entornos educativos, en el seno de la socialización primaria (familia, allegados, etc.), el que conlleva, la escolarización y la formación académica o no, a lo largo de toda la vida; el ejercido por la influencia mediática, ( lo que además de los medios de comunicación de masas, incluye los grandes comunicadores sociales, cine, TV, libros, etc.), la estructura socio política del espacio desarrollo, (Régimen y sistema político, estructura del estado, características de los gobiernos mas próximos al ciudadano, como los ayuntamientos u otros organismos con influencia socio cultural, etc.); sin duda el entorno económico, que favorece un tipo de formación u otro y facilita o frena el acceso a una instrucción de tipo social, etc.; la estructura ideológica y el desarrollo cognitivo aí alcanzado dará lugar a un nivel de juicio critico determinado y por consiguiente ese nivel cognitivo, se reflejará en un comportamiento condicionado por el paquete ideológico adquirido.

O bien por la interacción de las otras áreas de la conducta, la volitiva y la socio afectiva, es decir en relación con las necesidades psico sociales internas de cada individuo, que dan lugar a sus motivaciones o los intereses, en los que se ve inmerso y que dan lugar a necesidades externas que presionan para conseguir su ajuste al medio social.

De tal forma, que si ha predominado la idea cultural, de que cualquier impositivo es negativo para el ciudadano, o se ha generado la creencia, que estos actos son para “uso y abuso del señor”, que se apropia injustamente de lo que no ha producido, el ciudadano, somete a juicio de valor negativo la imposición fiscal, pre juzga e inclina su comportamiento al rechazo fiscal.

En otras ocasiones el componente individualista de la personalidad, en el que ha sido educado, de manera competitiva, no en pocas ocasiones alejado de la conceptualización solidaria de la sociedad, poco dada a comprender al resto de la colectividad, desde la discrepancia, induciendo al ciudadano no en pocas ocasiones, al concepto de que solo se comparte aquello que lo beneficia y en cambio rechaza, cualquier aportación colectiva; lo que es una perversión en sí y constituye un trastorno psico-socio-patológico.

El contribuyente, no es mas que cualquier persona, que al convivir en una sociedad democrática, de régimen colectivista o que obedezca al derecho, se obliga de manera natural al cumplimiento con los otros miembros de la sociedad, dentro de los principios de igualdad, libertad y solidaridad y por consiguiente obedece al perfil de un hombre con el grado de madurez adecuado a su medio, con muy distintos componentes cognitivos y cuyo componente ideológico es igualmente diferente, pero integrado con valores cooperativos y con consciencia colectiva. Es una persona con una lógica educación para con la ciudadanía y pro activo con el estado donde se desenvuelve.

Teoría de las Diferencias

En cualquier caso, “no hay dos personas iguales sobre la tierra, de las que esas dos personas se alegran muchísimo” Otto.V. Bismarck, en efecto, las diferencias entre los seres humanos es una consecuencia natural, pero esas diferencias, sustantivas de profundidad o no, dan lugar a que estas, ideas diferentes, puedan chocar y eso da lugar al conflicto.
El conflicto puede ser originado en las diferencias sociales y culturales, educativas, de concepción política o económica o bien de raíz psicológica, en cualquier caso el conflicto es un trastorno relacional y si el conflicto se da entre sociedad y persona o entre estado y ciudadano, el conflicto es igualmente una patología socio cultural, de complementariedad, “estado-ciudadano o bien Grupo Social y persona”.-

El contribuyente, es un ciudadano cohesionado con su entorno, integrado en el, pero a su vez, desde su libertad contribuye al bienestar, pero también al equilibrio socio-económico en primer lugar y de complementariedad en segundo lugar. .-

No hay por tanto rasgos diferenciales entre los contribuyentes, a diferencias de contenido socio-cultural y volviendo a Aristóteles, si el hombre es una animal político y por ende social, el contribuyente es una persona que obedece a un perfil normal dentro de la sociedad, pero diferentes entre si.

Perfil del Defraudador

El defraudador, en cambio obedece a una persona que podría enmarcarse dentro la psico –socio – patología, observado, desde la óptica de la estructura socio cultural, de un estado democrático, responde a una perversión cultural del sistema, que por un lado lo educa en los valores comunes de la sociedad en la que vive y por la otra ejerce un influencia negativa, para que el delito sea percibido, como una actitud, normal, aceptable por los demás y en ocasiones hasta elogiada, por otros miembros, genéricamente también defraudadores, pero al formar parte un colectivo, a veces numeroso en cuánto a la concepción ideológica, se perciben como, actitudes normales, al igual que la neurosis, podríamos considerarla normal, por la cantidad de gente que la padece, sin embargo es un trastorno.

El defraudador, también se caracteriza por diferencias tanto psicológicas, como socio culturales, pero que son coincidentes en una serie de rasgos (signos o datos), característicos del perfil.

El estado me quita lo que es mío (o de mi familia, etc.)
Los impuestos son para sufragar los políticos
Las obligaciones del estado no son responsabilidad ni individual, ni colectiva del ciudadano, si no del estado.
No hago daño a nadie y mi familia gana (empresa o yo mismo)
Yo no les debo nada a nadie

Falta por consiguiente concepción de estado y conciencia social.

Por último el defraudador, caracterizado por el hecho de defraudar, se ajusta a patrones de conducta, que obedecen o bien a la simulación de cumplimiento y buen ciudadano o bien al ejercicio abierto de un cierto ingenio puesto al servicio del fraude y en ocasiones a ambas situaciones.
Recordemos que dentro sus patrones culturales, no está delinquiendo, es solo un acto de justa picardía, es de la misma manera, que el católico cuándo comete adulterio, esta efectuando un aventura, y si bien es pecado, es socio culturalmente tolerado y bien visto.

Así en el perfil del defraudador, se pueden observar otros rasgos del mismo tipo, en lo referente a otros comportamientos sociales insolidarios, poco integradores, con comportamientos que dan la imagen del “hombre políticamente correcto”, suele prometer incluso actitudes cooperativas, solidarias y de “Hombre socialmente justo, capaz y bueno”, pero mantiene en realidad comportamientos, no socialmente ajustado a una normalidad socio-cultural.